Dar a luz no es tarea fácil, sobre todo cuando el tamaño de la cabeza del neonato es grande comparado al de la pelvis de la madre. Un equipo de investigadores europeos ha identificado adaptaciones morfológicas en el cuerpo humano que parecen facilitar este dilema obstétrico. El estudio demuestra que las mujeres de cabeza grande o las de pequeña estatura presentan una cavidad pélvica más adaptada para dar a luz a niños ‘cabezones’.
Embrión de siete semanas. / lunar caustic
Es más que el escenario pasivo de intercambio entre madre e hijo. Los científicos sospechan que algunas enfermedades en la edad adulta tienen su origen en ella. Ahora, EE UU ha anunciado que financiará con 41,5 millones de dólares el Proyecto Placenta Humana para monitorizarla en tiempo real e, incluso, desarrollar fármacos que acondicionen nuestro primer hogar.
La de partera es una ocupación crucial en la historia humana. La postura erguida, el gran cerebro y la forma del canal del parto del Homo sapiens hacen que las mujeres necesiten ayuda externa para parir, al contrario que la mayoría de las mamíferas. Hoy las comadronas aún marcan la diferencia entre la vida y la muerte, y garantizan el cuidado profesional de la salud de la madre y el bebé, no solo en países en vías de desarrollo.
Estamos habituados a leer que los hábitos de la mujer embarazada alteran los genes del bebé. Sin embargo, los estudios epigenéticos se basan en modelos animales, y los que se han hecho en humanos no demuestran ninguna relación causal. Pese a que los expertos son muy cautos al interpretar sus resultados, prensa y sociedad señalan con el dedo la conciencia de las mujeres y pasan por alto muchos otros factores, incluida la salud del padre, que influyen igual o más en la salud de las próximas generaciones.
Científicos de Milán han anunciado un nuevo caso de aparente remisión del virus del sida en un niño, cuya carga viral ha reaparecido después. Sin embargo, este paciente arroja nuevas pistas para la creación de fármacos antirretrovirales más eficaces.
Investigadores de Granada han demostrado que retrasar el corte del cordón umbilical de los recién nacidos dos minutos produce un mejor desarrollo del bebé durante los primeros días de su vida. Dicho retraso produjo un aumento en la capacidad antioxidante de los recién nacidos a término y la moderación de los efectos inflamatorios en el caso de los partos inducidos.
Investigadores españoles sostienen que un acelerado incremento de peso en los primeros meses de vida incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades cardiometabólicas, como obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Los resultados ayudan a comprender factores de riesgo desde la primera infancia.
En las primeras 13 semanas de vida, la frecuencia de tomas de leche materna disminuye, el intervalo entre una toma y otra aumenta, así como la cantidad de leche ingerida y el tiempo que el bebé destina a cada toma. A partir del tercer mes y hasta el sexto, estos baremos pasan a ser constantes.
Un estudio desarrollado en las UCI pediátricas vincula el nivel de varios biomarcadores con el riesgo de mortalidad. Los resultados revelan que un análisis de sangre realizado en las primeras horas tras el ingreso en cuidados intensivos pediátricos ayuda a pronosticar la gravedad de los niños.