La revista Cell publica esta semana un estudio que confirma la conciencia corporal de los bebés. El trabajo concluye que los recién nacidos son capaces de diferenciarse de los demás y de formar una percepción coherente de sus propios cuerpos.
El embarazo y la infancia son los periodos de mayor vulnerabilidad al uso de insecticidas domésticos. Así lo apunta el primer estudio de este tipo realizado en España, que concluye que más de la mitad de las mujeres que esperan un hijo utilizan estos compuestos de forma rutinaria.
El padre es tan hábil como la madre para reconocer a su hijo cuando le oye llorar. Esta conclusión, a la que han llegado científicos franceses, desmiente la creencia popular de que las mujeres poseen un ‘instinto maternal’ que favorece sus competencias en la cría del niño. La diferencia viene marcada por el tiempo que cada uno de los padres pasa con el bebé, más que por el sexo.
El primer estudio realizado en humanos muestra que la elevada ingesta de compuestos con acrilamida en mujeres embarazadas está relacionada con un efecto negativo sobre el peso del bebé. Este compuesto se encuentra en alimentos de consumo habitual como las patatas fritas, galletas, cereales y café.
Un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts (EE UU) ha analizado la respuesta de varios bebés de 16 meses cuando su juguete no funcionaba. Los resultados, publicados en la revista Science, muestran que los niños tienen una alta capacidad racional para deducir cuál es el causante del fallo (ellos o el objeto) y, en función de esto, pedir ayuda o explorar otro juguete.
La técnica DGP se empezó a aplicar en 2002. Desde entonces, se ha aplicado a un centenar de parejas y se han obtenido un 47% de embarazos con éxito