En un futuro próximo, en las economías más desarrolladas del hemisferio occidental uno de cada cuatro trabajadores tendrá un empleo de baja remuneración y se encontrará con un mayor riesgo de llegar a la pobreza. Los países de la UE, en especial Reino Unido y Alemania –con los Países Bajos en tercer lugar – están siguiendo aparentemente los pasos de EE UU, donde la proporción de trabajadores que llevan percibiendo bajos salarios se mantiene estable en un 25% de la población activa.