El ascenso y el declive de la ciudad prehispánica de Cantona, en el centro de México, están ligados al clima, en particular a un periodo árido comprendido entre los años 500 y 1150 d. C. Los resultados del primer registro paleoclimático de la zona, comparados con los datos históricos, apuntan a este vínculo. Los autores de la investigación consideran que hoy también puede existir una compleja relación entre los cambios climáticos y culturales.