Desde hace años, muchas investigaciones han analizado la compleja relación entre lo que comemos y nuestra capacidad de vivir cada vez más. Un estudio en ratones publicado en Nature indica que los genes pueden tener un papel más importante en la longevidad que el ayuno y la restricción calórica.
Un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts apunta a que esta abstinencia ayuda a las células madre intestinales a regenerarse y sanar lesiones, pero también aumenta el riesgo de cáncer en ratones. Los resultados todavía tienen que estudiarse en humanos.
Un equipo de la Universidad de Santiago de Compostela ha estudiado la nedilación, hasta ahora conocida en otros contextos patológicos como cáncer o fibrosis hepática. El hallazgo, publicado en Cell Metabolism, resulta esencial en el abordaje de la diabetes al abrir la puerta a nuevos enfoques terapéuticos.
Las dietas de restricción de alimentos por horas causan problemas en la calidad de los óvulos y el esperma, según un estudio de varias instituciones de Reino Unido llevado a cabo en peces cebra macho y hembra. Estos animales se utilizan en investigación biomédica porque su genoma es similar al humano en un 70 % y más del 84 % de los genes que nos causan enfermedades se encuentran en ellos.
Investigadores españoles confirman que ciclos cortos de ayuno aumentan el rendimiento de la terapia contra tumores de pulmón con anti PD1 en modelos animales. Los resultados se han publicado en el primer número de la revista Nature Cancer.
El ‘eating jet lag’ o irregularidad en los horarios de las comidas durante los fines de semana está asociado a un mayor índice de masa corporal, indicador de un peso saludable. Los resultados muestran que el mayor efecto sobre este marcador se produce a partir de 3,5 horas de diferencia horaria con respecto al resto de días de la semana.
Una investigación en Estados Unidos revela que el sistema inmunitario de los ratones sometidos a quimioterapia mejora al ayunar de manera controlada, debido a que las células fabricantes de las defensas se hacen más resistentes al estrés. Los autores, que ya están probando el efecto en humanos, advierten de que no se recomienda practicar el ayuno sin la vigilancia de un médico.