Hasta ahora, la presencia de ballenas jorobadas en el Mediterráneo se había considerado inusual, pero en los últimos 150 años sus visitas se han incrementado sin una razón clara. La desorientación y el seguimiento de rutas migratorias de otras especies se consideraban algunas de las causas. Sin embargo, un nuevo estudio confirma que lo que motiva a estos cetáceos a entrar en estas aguas es la búsqueda de alimento.
La distribución de las orcas está delimitada al golfo de Cádiz en primavera y el estrecho de Gibraltar en verano./ CIRCE
Gracias a los más de 11.200 avistamientos de cetáceos realizados en diez años, investigadores españoles y portugueses han podido identificar al detalle la presencia de las orcas en el golfo de Cádiz, el estrecho de Gibraltar y el mar de Alborán. Según los modelos generados, estos cetáceos están ligados a la distribución de su principal presa –el atún rojo– por lo que su presencia en aguas españolas, portuguesas y marroquís queda más limitada de lo que se pensaba.
La Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos (CRAM) ha realizado los primeros avistamientos de rorcuales comunes (Balaenoptera physalus) de la temporada a pocas millas de las costa catalana. Empiezan así las migraciones de esta especie de ballena hacia el mar de Liguria, al noroeste del Mediterráneo. A su paso por aguas españolas, los cetáceos deben protegerse y respetarse, confirman desde el CRAM.