Un equipo internacional ha calculado por primera vez el impacto de la intoxicación por plomo en rapaces, que se alimentan de presas muertas o heridas por los perdigones de la caza, en 13 países europeos, incluido España. Los resultados muestran un claro descenso de las poblaciones de estas aves, protagonistas del #Cienciaalobestia, de hasta un 14 %, lo que supone una pérdida total de 55.000 ejemplares adultos en Europa.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ha evaluado el estado de conservación de 36 especies de aves rapaces que se reproducen en el norte del continente africano. El informe proporciona las bases para desarrollar acciones de conservación y monitorización de las poblaciones reproductoras, así como para determinar, proteger y gestionar los sitios de reproducción potenciales.
Al igual que peces y aves marinas, los halcones, busardos, águilas pescadoras y búhos, protagonistas del #Cienciaalobestia, también ingieren microplásticos. Científicos estadounidenses han encontrado 1.200 piezas de este material, sobre todo microfibras, en el sistema digestivo de 63 aves rapaces de nueve especies diferentes halladas muertas en Florida.
La empresa española Fobos Solutions ha licenciado dos patentes, propiedad de la Universidad de Sevilla y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, para implementar un dron mimético aviar con sistemas de inteligencia artificial.
El Parque Nacional de Doñana es el marco de un reciente estudio, con participación española, que desvela uno de los mecanismos utilizados por los cárabos para evitar ser cazados por los búhos reales: modificar su canto territorial cuando detectan la presencia de su depredador. Sin embargo, si hay prevalencia de machos en el entorno prefieren correr el riesgo y seguir cantando.
Las aves de presa acumulan contaminantes medioambientales distribuidos en el entorno y, en algunos casos, éstos pueden provocarles la muerte. A través de un estudio comparativo de las aves rapaces de Galicia y Extremadura, investigadores españoles han confirmado su exposición a dos agentes potencialmente tóxicos, el plomo (Pb) y el cadmio (Cd). Los datos obtenidos pueden servir para detectar los efectos toxicológicos en ecosistemas terrestres.
En la imagen, una lechuza contaminada.