Esta oceanógrafa que ha caminado por el lecho marino y ayudado a construir sus propios sumergibles aboga por cambiar nuestra mirada hacia los peces, tener empatía y comprender que cada uno es una criatura diferente, con una personalidad propia. Solo si dedicamos tiempo a observar y estudiar las especies acuáticas, podremos proteger los ecosistemas oceánicos y, en consecuencia, nuestra propia vida en la Tierra.
Algunos de ellos podrían perder hasta el 70 % de su medio para finales de siglo. Esta es la conclusión de una investigación en doce especies de peces altamente migratorios y con alto valor económico y ecológico como los tiburones, el atún o el pez espada.
Tras analizar el ADN de 401 muestras de atún, merluza, anchoa y bacaladilla congelados, investigadores de la Universidad de Oviedo han comprobado que en un 1,9 % de los casos no se indicaba el pescado correcto en la etiqueta. El porcentaje puede parecer pequeño, pero revela el uso de especies en peligro de extinción y la pesca ilegal, especialmente en los caladeros africanos.
La pérdida de oxígeno en los océanos, provocada por el cambio climático y la contaminación por nutrientes, es una amenaza creciente para la pesca y para grupos de especies como el atún, el marlín y los tiburones. Esta es la conclusión del mayor estudio realizado hasta ahora sobre las causas, impactos y posibles soluciones a la desoxigenación oceánica.
Con el cambio climático el atún listado (Katsuwonus pelamis) y el rabil (Thunnus albacares) aumentarán en las zonas tropicales y otras especies, como el bonito del norte, el atún rojo Atlántico, el patudo y el atún rojo del sur, se desplazarán hacia aguas más frías. Esta es una de las principales conclusiones de un estudio que ha analizado el impacto del calentamiento global en las especies de atún más importantes.
Investigadores de la Universidad de Burgos han desarrollado un polímero fluorescente que se ilumina en contacto con el mercurio que pueda llevar el pescado. En muestras de pez espada y atún se han detectado niveles altos de este metal tóxico, que en embarazadas se asocia a reducciones del crecimiento fetal y de la placenta, según concluye otro estudio español.
Un marmitako de atún, un bacalao al pil pil o un bisque de langostinos pueden ser parte del menú para estas fiestas. Pero la sobrepesca hace que muchas de estas especies se encuentren en una situación de riesgo. A pesar de que cada vez más pesquerías adoptan técnicas de bajo impacto y que las políticas van encaminadas a ofrecer por ley pescado sostenible antes de 2020, el consumidor sigue teniendo la última palabra.
Investigadores de AZTI-Tecnalia han desarrollado un nuevo método para autentificar el atún en conserva que detecta en tan solo un día si el producto es bonito del norte, yellowfin o patudo. Hasta ahora las metodologías genéticas para establecer el ADN requerían de varios días.
Un estudio revela que el impacto de la pesca de atún y otras especies afines durante los últimos 50 años ha mermado la abundancia de todas estas poblaciones en un 60% de media. Los expertos añaden que la mayoría de los atunes se han explotado al borde de la sostenibilidad.