En Teruel, hace cien millones de años, las plantas con flores ya eran una fuente importante de alimento y alojamiento para los insectos de la región, según hojas fósiles procedentes de un yacimiento en Estercuel. Aquella fue una época clave en la diversificación de las angiospermas y supuso una revolución para los ecosistemas terrestres.
La mayor recopilación de rasgos de flores modernas revela las características que poseía el ancestro común de todas las plantas con flor hace 140 millones de años. El trabajo indica que la antigua flor de angiosperma era bisexual y radialmente simétrica, así como que las flores actuales son el resultado de la simplificación de aquel primer modelo.
En el Cretácico, hace unos 105 millones de años, no existían ni hormigas, ni abejas ni mariposas con espiritrompa, y la mayoría de ecosistemas terrestres estaban dominados por plantas sin flores (gimnospermas). Darwinylus marcosi es el nombre del escarabajo –inspirado en la pasión del naturalista inglés Charles Darwin por estos insecto– que representa la primera evidencia científica de un nuevo patrón de polinización en insectos en el Cretácico medio, según un artículo de la revista Current Biology que cuenta con participación española.
Científicos españoles han develado los secretos genéticos de los órganos sexuales masculinos de la angiospermas. La posibilidad de controlar el desarrollo floral de las leguminosas podría tener aplicaciones en el sector agronómico.