Investigadores de la Universidad de Murcia han revisado las múltiples propiedades que tienen las ciclodextrinas, una familia de oligosacáridos cíclicos capaces de llevar sustancias bioactivas en alimentos funcionales, mejorar envases e incluso usarse como nanosensores.
Aunque es común encontrar alimentos funcionales que incluyen probióticos en cualquier supermercado, aún no se entienden completamente los mecanismos que generan esos efectos. Investigadores españoles han estudiado en un modelo celular los efectos que tienen las bacterias probióticas que contienen comúnmente algunos alimentos funcionales y han hallado nuevas claves.
El lactobacilo L. casei no beneficia al sistema inmunitario, la taurina de las bebidas energéticas ‘no da alas’, las vitaminas de los alimentos funcionales se pueden adquirir comiendo fruta y los productos para adelgazar no son efectivos. Estos son algunos de los aspectos que José Manuel López Nicolás (Murcia, 1970), bioquímico de la Universidad de Murcia y autor del popular blog Scientia, desvela en su último libro, donde se destapan los engaños de la industria alimentaria y cosmética.
Investigadores del Centro Tecnológico Empresarial Agroalimentario CTIC-CITA, en La Rioja, han puesto a punto una técnica de microencapsulación que permite introducir vitamina C y fibra alimentaria en el embutido crudo curado sin que estas sustancias se degraden durante el proceso de elaboración y su posterior digestión. El proyecto, denominado Microfood, abre las puertas a la obtención de alimentos funcionales más eficaces e innovadores.
Cultivo de bifidobacterias fotografiadas al microscopio de criocongelación y barrido. Imagen: Patricia Ruas Madiedo.
Científicos españoles han analizado la respuesta a un mismo probiótico entre diversos grupos de población y han observado que es ‘altamente variable’. Las conclusiones, publicadas en el British Journal of Nutrition, destacan la necesidad de seleccionar probióticos específicos para cada tipo de población.
Un equipo liderado por ainia centro tecnológico ha confirmado que microalgas de los géneros Chlorella y Spirulina se pueden usar como ingredientes en alimentos para estimular el sistema inmunológico.
Un proyecto pionero de investigación trata de encontrar nuevos ingredientes que actúen sobre la regulación del apetito y la obesidad, principalmente a partir de productos alimentarios como cereales, frutas, leguminosas y aceitunas.
Chocolates, salsas, sopas, barritas energéticas, preparados de pescado y aperitivos serán los primeros prototipos de alimentos que incorporen polisacáridos obtenidos de las microalgas. Inmugal realiza una investigación pionera a nivel mundial en la aplicación de cultivos de microalgas para alimentación humana y acuicultura. A través de este proyecto logran optimizar el cultivo de las microalgas, utilizando medios de cultivo de bajo coste en sistemas de producción cerrados y reduciendo un 25% su tiempo de cultivo
Un grupo de investigadores del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CSIC) identificó hace un tiempo péptidos con actividad antihipertensiva a partir de proteínas lácteas. Ahora, un ensayo clínico de doble ciego ha demostrado su actividad antihipertensiva en humanos. Los péptidos, que se van a comercializar como ingrediente alimentario, pueden ser incorporados a numerosos productos, ya que resisten procesos habituales de la industria alimentaria como la pasteurización, la homogeneización y el secado por atomización.