Las adicciones no desaparecen por el confinamiento, pero las terapias de rehabilitación han sido canceladas para evitar contagios por COVID-19. ¿Cómo podemos ayudar a las personas en tratamiento por alguna dependencia o aún sin diagnosticar? En estos momentos, la sustancia que más preocupa a los expertos es el alcohol.
Un estudio observacional de la Universidad de Harvard concluye que adoptar una dieta sana, hacer ejercicio con regularidad y evitar el sobrepeso, el alcohol y el tabaco en la edad madura se asocia con una reducción de enfermedades graves como el cáncer, las dolencias cardiovasculares y la diabetes en etapas posteriores de la vida.
España es uno de los países del mundo con más densidad de bares. El alcohol no solo es asequible para todos los bolsillos, sino que cuenta con una aceptación social y cultural plena. Varios estudios confirman cómo esta gran accesibilidad y disponibilidad, así como la permisiva promoción del mismo, se relacionan con su consumo.
El alcoholismo está en el origen de más de 200 enfermedades. Ahora, un estudio con participación española revela que los daños ocasionados en el cerebro por esta sustancia siguen progresando durante las primeras semanas de abstinencia. Los resultados rebaten la creencia de que las alteraciones de la materia blanca empiezan a normalizarse inmediatamente después de dejar el consumo.
La producción, el tráfico y el consumo de estupefacientes no paran de crecer, como se ha advertido en la reunión anual de la comisión de drogas de la ONU en Viena. Los países están divididos entre los más y los menos punitivos. Numerosos expertos alertan de que seguir castigando el consumo propio es un obstáculo que fomenta los prejuicios y la discriminación.
A diferencia de estudios previos, una nueva investigación realizada con métodos más rigurosos concluye que el consumo moderado de alcohol no tiene ningún beneficio sobre la mortalidad en personas mayores. Estos resultados pueden ser usados por los profesionales sanitarios para nunca recomendar este consumo a los pacientes.
Investigadores japoneses han confirmado que las células esofágicas sufren mutaciones tumorales a medida que envejecemos. El estudio también demuestra que el consumo de alcohol y tabaco aumenta estas mutaciones y, por tanto, multiplica las probabilidades de desarrollar cáncer de esófago.
Investigadoras de la Universidad de Sevilla han publicado –a través de la Oficina Española de Patentes y Marcas– un hallazgo relacionado con el uso del selenito sódico como suplemento alimenticio capaz de reparar el daño en el ADN que provoca el consumo de alcohol agudo.
Un estudio realizado en la Universidad de Granada señala que los mejores predictores de un comportamiento delictivo al conducir son consumo de alcohol alto, estilo de conducción incauto, la infraestimación del riesgo en actividades de ocio y la mayor sensibilidad al refuerzo.
Vivir en grandes ciudades, experimentar abuso físico o sexual, consumir cannabis o abusar del alcohol durante la infancia o la adolescencia son algunos elementos que pueden determinar el riesgo de comportamiento violento en la edad adulta. Así concluye una nueva investigación, publicada en Molecular Psychiatry, que subraya como en los individuos con tres o más de estos factores se multiplica hasta diez veces la posibilidad de presentar actitudes agresivas.