Receta para una fusión de agujeros negros con onda gravitacional
Pocos meses después del gran anuncio de la primera detección de ondas gravitacionales, el observatorio LIGO confirma que ha vuelto a registrar estas ondulaciones del espacio-tiempo. La segunda señal se llama GW151226 y, como la primera, es fruto de la fusión de dos agujeros negros. Investigadores de la Universidad de las Islas Baleares participan en el descubrimiento.
El mayor espectáculo del universo, un hito histórico, una nueva ventana para conocer el cosmos, la demostración de que el espacio-tiempo está vivo… Así se expresan científicos de todo el mundo cuando describen la detección de ondas gravitacionales anunciada esta semana por la colaboración LIGO. Sinc ha hablado con media docena de físicos de primera línea de España y EE UU para que valoren su relevancia; entre ellos, Alan Guth y Andréi Linde, los padres de la inflación cósmica.
Aquel 14 de septiembre de 2015 saltaron las alarmas en los observatorios LIGO de Hanford y Livingston, en EE UU, tan solo tres minutos después de que una señal procedente de la fusión de dos agujeros negros llegara a la Tierra. En España era poco antes de mediodía, y los investigadores de la Universidad de las Islas Baleares que participan en este proyecto nunca olvidarán aquel día histórico en el que comenzó la astronomía gravitacional.
Entre gran expectación, los responsables del proyecto LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory) han anunciado este jueves la primera evidencia directa de la existencia de ondas gravitacionales, una de las predicciones más importantes de la teoría de la Relatividad General de Einstein. También hoy está prevista la publicación de estos resultados en la revista Physical Review Letters. El hallazgo abre una nueva ventana a la observación del universo.
El observatorio LIGO en EE UU ha conseguido detectar por primera vez las ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo, llamadas ondas gravitacionales. El descubrimiento confirma una predicción de la teoría de la relatividad de Einstein y abre una nueva vía para investigar el universo. La primera onda gravitacional observada se llama GW150914, y los científicos piensan que es fruto de la fusión de dos agujeros negros.
El 25 de noviembre de 1915, Albert Einstein presentó la formulación definitiva de su teoría de la relatividad general, introduciendo el misterioso concepto de la curvatura del espacio-tiempo. Con la ayuda del físico Roberto Emparan, profesor ICREA de la Universidad de Barcelona, nos adentramos en los entresijos de esta teoría, que superó a su creador al plantear la existencia de objetos en los que no creía: los agujeros negros.
Cuando una estrella colapsa formando un agujero negro, se produce una singularidad espaciotemporal donde no funcionan las leyes de la Física. En 1965 Sir Roger Penrose presentó un teorema donde relacionaba esa singularidad con las denominadas ‘superficies atrapadas’, que encogen con el paso del tiempo. Ahora se celebra el aniversario de aquel planteamiento, uno de los resultados de la teoría de la relatividad general.