La fabricación de un pantalón vaquero requiere entre 2.130 y 3.078 litros de agua, que se usa principalmente para cultivar el algodón. Así lo recoge un estudio de investigadores de la la Universidad Politécnica de Madrid con el apoyo de la Fundación Botín.
Investigadores del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (ICMA) y el Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea (ISQCH) han confirmado de forma experimental un mecanismo que explica la alta movilidad del ión hidrógeno en el agua, planteado por el químico Grotthuss hace más de 200 años. La revista Angewandte Chemie destaca en su portada este avance, que abre nuevos campos de aplicación a los materiales moleculares no porosos.
El proyecto BEWATER promoverá procesos participativos entre ciencia y sociedad en once países para establecer planes de gestión sostenible del agua y de adaptación al cambio climático en cuatro cuencas hidrográficas del Mediterráneo.
El caudal de los ríos de cabecera ha descendido de forma muy significativa en España de acuerdo con los resultados de un estudio publicado en la revista Progress in Physical Geograph. El análisis abarca cuatro décadas, en las que el volumen de agua de las zonas altas de las cuentas hidrográficas ha disminuido de media un 1,5% cada año, una tendencia muy clara observada exclusivamente en tramos de río no intervenidos directamente por el hombre.
La Comisión Europea ha aprobado una inversión de 112 millones de euros del Fondo Europeo de Desarrollo Regional para un proyecto de tratamiento de aguas residuales en la ciudad de Vigo en Galicia.
Un equipo internacional de investigadores ha analizado la relación entre la cantidad de fósforo registrada en 1.500 lagos y embalses europeos y la proliferación de cianobacterias, unos microorganismos que producen toxinas. Los resultados revelan que el 23% de estas masas de agua en España superan un nivel establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y el porcentaje se eleva a cerca del 50% en Alemania y Países Bajos.
Explosión o bloom de cianobacterias en una laguna. / CEDEX
El uso de aguas subterráneas contaminadas con arsénico para cocinar y beber podría suponer un riesgo para la salud de casi 20 millones de personas en China. Así lo demuestra un nuevo modelo estadístico de riesgos llevado a cabo por científicos de la Universidad de Santiago de Compostela y el instituto Eawag (Suiza), en colaboración con investigadores de la Universidad Médica de China en Shenyang.
Agujas artificiales vistas al microscopio electrónico. / Lei Jiang et al.