En su nuevo libro Copyright's Broken Promise, este activista canadiense plantea una reforma de la ley de derechos de autor que garantice tanto el acceso abierto universal a la investigación, como una compensación equitativa para los editores de revistas científicas.
La investigación es cada vez más digital, compleja y cara; sin embargo, los precios de las revistas científicas suben cada año muy por encima del IPC. En Europa, muchos piensan que es el momento de romper el ‘abrazo mortal’ que ahoga la producción del conocimiento, y proponen un cambio radical en la forma de hacer ciencia y difundir sus resultados. Su mayor barrera es el modelo tradicional, rentable para las grandes editoriales académicas.
La comunicación y la participación de la ciudadanía son aspectos clave del modelo de investigación e innovación responsables, según un estudio llevado a cabo por la Universidad Jaume I. El trabajo incluye una propuesta para avanzar hacia un modelo comunicativo más interactivo y bidireccional.
Resulta difícil encontrar argumentos en contra del open access, el sistema on line que ha revolucionado el mundo editorial y que permite un acceso inmediato –sin barreras económicas ni técnicas y sin restricciones de copyright– al contenido de las revistas científicas. Sin embargo, no todo son ventajas, y también es tema de controversia en la comunidad científica. Varios investigadores analizan los pros y los contras del también llamado 'acceso abierto'.
El mayor estudio sobre el genoma del autismo hasta el momento indica que sus bases genéticas son aún más complejas de lo que se pensaba. Según el trabajo, la mayoría de hermanos con autismo tienen diferentes genes asociados al trastorno. En paralelo, los autores han descargado los datos de 1.000 genomas de autismo en un portal de acceso abierto en Google Cloud, donde tienen previsto incluir hasta 10.000 genomas.
¿Quién teme a la revisión por pares? Así comienza un artículo que publica esta semana la revista Science protagonizado por John Bohannon, biólogo, periodista, bailarín y científico de la Universidad de Harvard. Bohannon explica cómo un trabajo ficticio enviado a varias publicaciones de acceso abierto fue aceptado en más de 150 revistas, un tercio de ellas con sede en la India.
Un estudio de la Comisión Europea asegura que el acceso gratuito a los resultados científicos, conocido como acceso abierto, es cada vez mayor. Cerca del 50% de los trabajos de investigación publicados en 2011 fueron accesibles de esta forma.
Jason Priem lidera el proyecto ImpactStory que permite a los usuarios comprobar la repercusión de una amplia gama de resultados de investigación a través de su sitio web (impactstory.org). Priem habla esta semana en la revista Nature de una nueva era de la comunicación científica, donde el poder de la web para difundir y filtrar dicha información se hará más evidente.
Para que un estudio sea reconocido por la comunidad científica tiene que aparecer en una revista de impacto. Hasta ahora las instituciones públicas financiaban investigaciones y después tenían que volver a comprar el resultado a los editores de las revistas. Para acabar con esto, investigadores, bibliotecas y responsables públicos llevan años desarrollando el movimiento 'open access'.
Un científico trabaja en un laboratorio. Imagen: SINC