Los que trabajan en zoonosis ya lo sabían desde hace décadas: todo está interconectado en materia de salud. En España, la reciente aprobación del Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente reconoce esta realidad, pero considerando la pandemia, es conveniente que la epidemiología ambiental y la vigilancia sanitaria sobre los animales sea tarea prioritaria.
Al menos 165 especies de virus transmitidos por animales pueden infectar a humanos, pero este número podría estar infravalorado. Investigadores de la Universidad de Glasgow proponen usar la inteligencia artificial para analizar los genomas virales y predecir, desde el momento de su descubrimiento, aquellos patógenos con mayor riesgo de provocar patologías zoonóticas en humanos.
El presidente de EE UU ha pedido a los servicios de inteligencia que investiguen sobre el origen del SARS-CoV-2. La orden se produce tras ganar enteros en los últimos días la teoría de que pudo salir de un centro de investigación de Wuhan (China). En la investigación realizada por la OMS al comienzo de la pandemia, este organismo concluyó que que era “extremadamente improbable” que el virus se hubiera originado en un laboratorio.
Una carta publicada en Science pide dilucidar el origen del SARS-CoV-2 sin descartar la hipótesis de un fallo humano. La mayoría de virólogos cree que esta posibilidad es muy poco factible y, en cualquier caso, no implicaría ingeniería ni intencionalidad; incluso critican que los autores busquen con firmas lo que no consiguen con pruebas. Todos los datos defienden que el origen animal es el más probable.
En cuevas de murciélagos y mercados de carne de animales exóticos, “detectives de enfermedades” buscan identificar virus letales antes de que se propaguen a través de poblaciones humanas y así prevenir la próxima crisis de salud pública mundial. El investigador de la Escuela de Salud Pública de Harvard Christopher Golden se adentra en ellos en Rastreadores de virus, de National Geographic.
La fauna de latitudes antárticas podría estar en peligro por los patógenos que dispersan los humanos en localidades y bases científicas del océano sur, según un estudio liderado por la Universidad de Barcelona y el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias.
El ébola, el VIH y el síndrome respiratorio agudo y grave son algunas de las enfermedades que pueden transmitir animales como murciélagos, primates y roedores a los humanos. Un nuevo estudio identifica los factores que influyen en este traspaso vírico y presenta mapas de localizaciones donde los mamíferos podrían generar nuevas amenazas para la salud de las personas en el futuro.
El virus del Nilo Occidental es un patógeno zoonótico que mantiene su ciclo enzoótico principalmente entre aves y mosquitos. Desde 2008, algunas epidemias en el sur y el este de Europa han causado graves enfermedades neurológicas en seres humanos y equinos, e incluso algunos casos mortales. Los datos obtenidos del sistema de vigilancia ecológica de este virus en Cataluña indican que no se detectó el virus en mosquitos ni infecciones en animales, pero sí existió transmisión local entre poblaciones de aves.
Investigadores del Centre de Recerca en Sanitat Animal (CReSA) han realizado el primer estudio de vacunación frente a la tuberculosis utilizando como modelo experimental la cabra doméstica. La vacuna, denominada AdAg85A, ha sido diseñada por investigadores de McMaster University (Canadá) para prevenir la tuberculosis en humanos, y actualmente se halla en fase I de ensayos clínicos.
El investigador de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra David García Yoldi ha desarrollado nuevas técnicas para la detección y la diferenciación de la brucelosis, una de las llamadas ‘enfermedades olvidadas’ en el mundo desarrollado. El estudio de este pamplonés, llevado a cabo en el departamento de Microbiología y Parasitología del centro académico, contribuirá al control de esta patología en el tercer mundo.