Investigadoras del Observatorio de Leiden (Países Bajos) han detectado por primera vez dimetil éter en un disco en el que se forman planetas. Esta molécula de nueve átomos, la más grande identificada en este entorno hasta ahora, puede ser precursora de otras esenciales para la vida.
Investigadores del Centro de Astrobiología y la Universidad Católica del Norte (Chile) han aplicado una potente plataforma multianalítica para detectar restos de vida en carbonatos marinos de hace más de 200 millones de años. El estudio se ha realizado en el desierto chileno de Atacama como entrenamiento para futuras misiones astrobiológicas fuera de la Tierra.
Esta astrofísica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE UU) está empeñada en observar un planeta extrasolar parecido al nuestro y, para poderlo ver, su sueño es desplegar un enorme ‘girasol’ en el espacio que oculte la cegadora luz de su estrella anfitriona. Es una de las aventuras en las que está embarcada y que cuenta en su último libro, Las luces más diminutas del universo, una historia de amor, dolor y exoplanetas.
Unos 90 millones de años antes de que los niveles de oxígeno de la Tierra aumentaran para sustentar la vida, las esponjas ya vivían en los océanos, según sugiere el análisis de unas estructuras fósiles encontradas en Canadá. Los restos, hallados en antiguos arrecifes de unos 890 millones de años de antigüedad, podrían ser las primeras evidencias de vida animal.
Uno de los ingredientes fundamentales para el origen de la vida fue el fósforo procedente de los meteoritos que impactaron sobre la Tierra primitiva. Según un nuevo estudio, los relámpagos pudieron ser una fuente alternativa a la formación de fósforo a través de un mecanismo que pudo repetirse en otros planetas similares al nuestro.
Este 18 de febrero la NASA va a ofrecer su primera transmisión en español de un aterrizaje robótico en otro planeta: el del rover Perseverance en Marte. El acontecimiento también lo comentarán en directo expertos del CCCB de Barcelona y se podrá seguir en canales de YouTube, como el del Centro de Astrobiología en Madrid.
Los minerales arcillosos descubiertos en el cráter Gale de Marte por el rover Curiosity son capaces de preservar compuestos orgánicos durante largos periodos de tiempo. Ahora científicos del Centro de Astrobiología han comprobado en cámaras de simulación que una breve exposición a fluidos ácidos complicaría enormemente la preservación de estos compuestos, algo a tener en cuenta en la búsqueda de vida en el planeta rojo.
El descubrimiento de fosfano en las nubes de Venus ha disparado las especulaciones sobre su posible origen biológico, pero se necesitan más observaciones para confirmar el hallazgo y conocer su verdadera fuente. Las posibles misiones que se planean al planeta vecino, como EnVision de la Agencia Espacial Europea y DAVINCI+ de la NASA, pueden ayudar a encontrar la respuesta.
La aparición en Venus de esta molécula asociada a la vida en la Tierra, también llamada fosfina, ha causado un gran revuelo científico y mediático, pero hace décadas que se conoce su presencia en las atmósferas de Júpiter y Saturno, e incluso se ha encontrado en algunas estrellas. Investigadores del CSIC fueron los primeros en detectarla fuera de nuestro sistema solar. Ahora valoran para SINC el nuevo descubrimiento.
La atmósfera de Venus contiene trazas de una molécula que en nuestro planeta solo generan las actividades microbianas y humanas, y que huele a podrido en asociación con otros compuestos. El descubrimiento, realizado con los telescopios James Clerk Maxwell y ALMA, apunta a la existencia de procesos geológicos o químicos desconocidos en nuestro planeta vecino, aunque tampoco se descarta una posible fuente biológica.