Entre 2008 y 2012 cerca de 600 personas con enfermedades neurológicas, reumáticas, cáncer y otras patologías viajaron a Suiza para que las ayudaran a morir, pasando de 86 en 2009 a 172 en 2012. La mayoría fueron ciudadanos alemanes y británicos, pero también hubo ocho españoles. Así lo recoge un estudio de investigadores de la Universidad de Zúrich, la región a la que acudieron para practicar la eutanasia.