Las consecuencias ecológicas y naturales de la actividad minera en los entornos de una explotación a cielo abierto pueden ser cruciales y perjudiciales para el ambiente de la zona. La mejor manera de que ese espacio devastado sea de nuevo fructífero y verde como su entorno, es conocer qué tipo de entorno o ecosistema es, si se trata de uno vegetativo (creado a partir de rebrotes de diferente procedencia), o bien un entorno germinativo (originado a partir de semillas), de modo que después se pueda aplicar el tipo de recuperación más correcto para revegetar un espacio degradado por la mano del hombre.