El descubrimiento de fosfano en las nubes de Venus ha disparado las especulaciones sobre su posible origen biológico, pero se necesitan más observaciones para confirmar el hallazgo y conocer su verdadera fuente. Las posibles misiones que se planean al planeta vecino, como EnVision de la Agencia Espacial Europea y DAVINCI+ de la NASA, pueden ayudar a encontrar la respuesta.
La atmósfera de Venus contiene trazas de una molécula que en nuestro planeta solo generan las actividades microbianas y humanas, y que huele a podrido en asociación con otros compuestos. El descubrimiento, realizado con los telescopios James Clerk Maxwell y ALMA, apunta a la existencia de procesos geológicos o químicos desconocidos en nuestro planeta vecino, aunque tampoco se descarta una posible fuente biológica.
Los últimos datos de la sonda Dawn han confirmado que este planeta enano alberga bajo su superficie una vasta reserva de agua líquida con sales, que pueden ascender para formar sus famosas zonas brillantes. Se trata del cuerpo más pequeño del sistema solar en el que se han descubierto océanos sin ser una luna helada.
Nunca se había observado directamente a más de un planeta orbitando en torno a una estrella de tipo solar, pero gracias al telescopio VLT del Observatorio Europeo Austral se han captado a dos de estos exoplanetas en un sistema situado a 300 años luz.
Hace décadas que los astrónomos se preguntan cómo se genera el patrón nuboso con forma de hexágono en el polo norte de Saturno. Ahora dos investigadores de la Universidad de Harvard han simulado en 3D los movimientos de los ciclones, anticiclones y corrientes de convección del gigante gaseoso.
La formación de estrellas en nuestra galaxia se disparó durante las colisiones con la vecina Sagitario en al menos tres ocasiones: hace 5.700, 1.900 y 1.000 millones de años. Así lo sugieren investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias tras analizar los datos de la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea.
El pasado mes de febrero se descubrió un objeto del tamaño de un coche orbitando, temporalmente y de forma caótica, alrededor de nuestro planeta. Su nombre es 2020 CD₃ y lleva tres o cuatro años con nosotros, pero a finales de abril seguirá su camino en solitario por el sistema solar.
Investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía del CSIC han mostrado por primera vez los rasgos de las partículas que forman el núcleo de un cometa: motas de polvo porosas y de pocos milímetros. Para realizar el estudio se han comparado análogos de polvo cósmico con datos reales captados en el cometa 67P por la sonda Rosetta.
Tras sobrevolar Plutón, la sonda New Horizons visitó el año pasado uno de los objetos del Cinturón de Kuiper: Arrokoth. Las observaciones se publican ahora, mostrando que este objeto está cubierto de hielo de metanol con otras moléculas orgánicas rojizas, y que se formó por la fusión suave de dos lóbulos con forma de lenteja en los albores del sistema solar.