El seísmo, de magnitud 7,8, ha tenido lugar en la falla de Anatolia oriental, afectando al sur de Asia Menor. Los autoridades turcas y sirias han contabilizado inicialmente centenares de fallecidos, pero los expertos estiman una cifra final de miles de muertos.
Una investigación internacional demuestra cuantitativamente cuándo es posible que la actividad sísmica tenga un efecto disparador en las erupciones volcánicas. Además, este trabajo revela que los terremotos de América Central en 2012 habrían influenciado la erupción y activación de algunos volcanes de la zona.
La aparición de nuevos centros de emisión y bocas por las que sale lava muy fluida demuestran que el volcán sigue muy activo cinco semanas después de la erupción. Las coladas ya han arrasado 901,2 hectáreas y destruido 2.146 edificaciones, según el programa de monitorización por satélite europeo, Copernicus.
La destrucción que deja a su paso la colada de lava en La Palma ha relegado a un segundo plano los daños que los numerosos seísmos, aunque de baja intensidad, pueden estar ocasionando en las edificaciones no afectadas directamente por la erupción. Dos expertos consultados por SINC señalan que nuestro país tiene una normativa sísmica de construcción anticuada, que no protege a las viviendas frente a estos fenómenos.
La actividad sísmica continúa en la isla de La Palma con menor frecuencia e intensidad. Sin embargo, desde el Gobierno de Canarias se ha acordado mantener el semáforo amarillo de alerta ya que la deformación del suelo en la zona de la Cumbre Vieja ha subido a los diez centímetros.
Desde el pasado sábado, la isla canaria de La Palma ha registrado más de 4.200 pequeños terremotos. Ayer, uno de ellos, de una magnitud de 3,2, fue el más potente desde que empezó la crisis. Según el Instituto Vulcanológico de Canarias, una incursión de magma en el subsuelo de la isla podría ser la causa, aunque de momento no hay razón para temer una erupción.
Pese a su baja magnitud, el terremoto de Lorca en Murcia ocurrido en mayo de 2011 tuvo consecuencias similares a otros mayores. Un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid ha analizado los factores que motivaron que el sismo provocara tantos daños personales y materiales.
El 12 de abril se cumplen tres meses del terremoto de 7 grados en la escala de Richter que sacudió la isla de Haití. Después del devastador seísmo, todavía no se habla de reconstrucción, sino de recuperar la capacidad de actuación del país. Pero la Tierra no ha dejado de temblar en el Caribe, y tampoco en otras zonas del planeta. Chile, Turquía, México, EE UU y esta semana Indonesia han sufrido terremotos de diversa magnitud.
No todos los daños de un terremoto en los edificios son tan inmediatos y visibles como las grietas y cascotes. Un movimiento sísmico puede provocar una “enfermedad” estructural oculta que los haga más vulnerables frente a futuros seísmos. Para identificar los síntomas, investigadores de las Universidades de Oviedo y de Zaragoza combinan técnicas de ingeniería y nuevas matemáticas.