Según el comentario publicado esta semana en Nature por dos investigadores estadounidenses, Jedediah Brodie y Eric Post, es posible que los grupos internacionales de ayuda y conservación se equivoquen de camino para hacer frente a los estragos causados por el cambio climático en los bosques tropicales. Los científicos cuestionan más la acción de los seres humanos en la deforestación que el aumento de temperaturas.
Investigadores de la organización Conservación Internacional (CI) demuestran en un nuevo estudio presentado en la Cumbre del Clima en Cancún (México) que los índices de extinción de las 2.500 especies más singulares de anfibios, aves y mamíferos, que habitan los bosques, podrían reducirse entre un 46 y un 80% en cinco años por la reducción, bien financiada, de emisiones por la deforestación y la degradación forestal.
Representantes de más de 50 países se han reunido en la Conferencia Internacional sobre el Clima y Bosques en Oslo (Noruega) para impulsar la colaboración mundial en la reducción de la deforestación y la degradación forestal en los países en desarrollo. España ha defendido el papel clave de los bosques para reducir las emisiones de CO2 con la aportación de 25 millones de euros a diferentes proyectos para reducir las emisiones de CO2.
Ente 1990 y 2005, se deforestaron 13 millones de hectáreas anuales en todo el planeta, lo que representa el 17% de las emisiones globales de CO2 al año. Por eso el nuevo acuerdo de Copenhague reconoce el papel crucial del Programa de Reducción de Emisiones causadas por la Deforestación y la Degradación de los bosques (REDD). Stewart Maginnis, director del Grupo de Medio Ambiente y Desarrollo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), desgrana para SINC todo lo queda por hacer.