El buque alemán de investigación Polarstern recorre miles de kilómetros desde el hemisferio norte hasta el sur en busca de muestras biológicas, pero con él viajan organismos que se adaptan a temperaturas de agua extremas y que podrían invadir los lugares a los que el rompehielos les lleva. Al analizar el ADN presente en el agua de carga de este barco, un equipo de científicos muestra la primera evidencia molecular de la persistencia del ADN de un diminuto caracol marino, tolerante a condiciones adversas.
Un equipo de científicos, coordinados por la Universidad de Oviedo, ha aplicado por primera vez una técnica de secuenciación masiva de ADN medioambiental para poder controlar las especies marinas invasoras que viajan en el agua de lastre de los grandes buques. Los resultados del análisis de los datos, recabados a bordo del Polarstern en una travesía desde el puerto de Bremen (Alemania) hasta Ciudad del Cabo (Sudáfrica), permite resolver ambigüedades a la hora de identificar a estos organismos.