Científicos de la Universidad Autónoma de Madrid han demostrado que las células de melanoma son incapaces de sobrevivir cuando se les suprime la proteína LOXL3. Como el melanoma es un tipo de cáncer incurable si no se detecta en etapas iniciales, este hallazgo incentiva el desarrollo de terapias antimelanoma basadas en la eliminación de esta proteína.
Ingenieros de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich han fabricado una tinta con hidrogel que incorpora bacterias vivas. Con ella se pueden imprimir estructuras en 3D que aprovechan la capacidad de los microorganismos para degradar contaminantes, como el fenol, o para producir celulosa de interés médico.
Las funciones de las células madre siguen estando marcadas por el día y la noche durante el envejecimiento, pero están destinadas a reparar los tejidos y no a mantenerlos tonificados. Así lo revelan dos estudios que refutan un dogma científico que asociaba el envejecimiento con la pérdida del ciclo circadiano de las células madre. Según los científicos liderados por el IRB de Barcelona, una dieta baja en calorías retrasa el cambio de funciones rítmicas de las células madre y ralentiza el envejecimiento.
Científicos japoneses han diseñado un sensor electrónico que se pega a la piel durante una semana sin provocar daños cutáneos a la persona que lo lleva. El dispositivo monitoriza las constantes vitales de forma continua y está construido a escala nano a partir de unas finas mallas transpirables. Según los expertos, este dispositivo mejorará los cuidados médicos de pacientes sin causarles estrés o incomodidad.
Investigadores de la Universidad de Málaga han modificado el genoma del fruto para conseguir que perdure más tiempo sin reblandecerse tras la recolecta. En concreto, han ‘silenciado’ un gen responsable de los cambios en la pared celular, propiciando así una mayor conservación.
Un grupo de investigadores estadounidenses ha desarrollado un tipo de moléculas que consiguen oscurecer muestras de piel humana en el laboratorio. Este fármaco tópico logra generar tonos protectores en la piel aumentando su pigmentación sin los efectos perjudiciales de la radiación ultravioleta, lo que supondría una protección complementaria a las cremas solares.
El sapo de caña (Rhinella marina) es un anfibio nativo de América Central y América del sur, introducido en Australia en 1935 para controlar al escarabajo de caña. Desde entonces, el protagonista de #Cienciaalobestia, se ha expandido rápidamente por todo el país alcanzando una población estimada de 200 millones. Un reciente estudio revela la técnica que emplean estos anfibios para proteger su equilibrio interno de agua y sales cuando cambian la piel.
Michel C. Milinkovitch