Un estudio con participación española recoge el material genético de las mitocondrias de un úrsido de hace 400.000 años encontrado en el yacimiento de la Sima de los Huesos en Atapuerca (Burgos). El siguiente objetivo de los investigadores es encontrar el ADN humano más antiguo.
Fósil de équido del Pleistoceno Tardío, hace 43.000 años, con el que se comparó el que ahora han estudiado los científicos. / D.G. Froese
Un hueso equino conservado en el permafrost ártico desde hace 700.000 años ha permitido secuenciar el genoma más antiguo hasta hoy. Este descubrimiento no solo revela nueva información sobre la evolución del género Equus, sino que demuestra que el ADN puede conservarse hasta fechas cercanas al millón de años, por lo que tal vez en un futuro puedan secuenciarse otros genomas como los del Homo erectus y el H. heildelbergensis.
Una expedición organizada por un grupo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha descubierto capas subsuperficiales de agua helada (permafrost) en las vertientes del volcán Chachani, al Norte de la ciudad de Arequipa (Perú). Esta es la primera vez que se demuestra la existencia de permafrost en latitudes tropicales.
El permafrost (capa de hielo permanentemente congelado en los niveles superficiales del suelo) de las regiones muy frías de las tierras bajas del norte de Suecia se está descongelando. Los veranos más cálidos y el aumento de las precipitaciones invernales son dos de las razones que describe una tesis que se presentará el próximo 26 de febrero en la Universidad de Lund (Suecia).
El catedrático de Geografía Física de la Universidad de Valladolid, Enrique Serrano participará del 29 de junio al 3 de julio en la novena edición de la Conferencia Internacional de Permafrost, que se celebrará en Alaska. Durante este encuentro, que reunirá a miles de investigadores internacionales en torno al estudio de los suelos permanentemente helados del planeta, Serrano presentará una comunicación realizada junto a otros seis científicos, que sintetiza cómo se distribuye el permafrost en la Antártida marítima, la zona de la Tierra más sensible al cambio climático.