El estilo de vida subterráneo de estos grandes animales con forma de lombriz oscurece su historia evolutiva. Hasta ahora, había un vacío de 87 millones de años entre el fósil más reciente encontrado y el origen estimado de la especie, en las últimas etapas de Paleozoico. El hallazgo amplía el registro en 35 millones de años.
El momento de estos animales en la Tierra llegó tras la desaparición de los dinosaurios, cuando comenzaron a cobrar protagonismo. Un equipo científico ha estudiado la historia evolutiva de los pantodontes, unos seres de apariencia extraña entre perro, cerdo y oso, para concluir que crecían el doble de rápido que los mamíferos actuales de tamaño equivalente.
Al norte de la Patagonia, paleontólogos argentinos y estadounidenses han descubierto los restos de uno de los dinosaurios carnívoros de mayor tamaño hasta el momento. De patas robustas, brazos pequeños como el T. rex, enorme cabeza y pariente del gran Giganotosaurus, esta nueva especie, que vivió hace más de 90 millones de años y medía 11 metros de largo, amplía la familia de los más grandes cazadores terrestres que existieron: los carcarodontosáuridos.
Dos paleontólogos australianos han determinado que esta especie primitiva, denominada Nombe nombe y descrita por primera vez en la década de los setenta, forma parte de un género completamente nuevo y no está emparentado con los canguros australianos modernos, como se pensaba hasta ahora. Este marsupial gigante protagoniza el #Cienciaalobestia semanal.
Forma parte de la primera generación de paleontólogos inspirada por Jurassic Park y ha cumplido el sueño de formar parte de la última entrega de la franquicia. Este investigador estadounidense de la Universidad de Edimburgo analiza el efecto cultural que ha tenido la saga y revela qué es lo que podemos aprender como especie de los antiguos reyes de la Tierra.
Conocer la historia de nuestros antepasados y sus especies hermanas es uno de los retos más llamativos de la teoría de la evolución. Katerina Harvati es directora de paleoantropología en la Universidad de Tubinga en Alemania y lleva toda su vida profesional dedicada principalmente al estudio paleobiológico de los orígenes humanos modernos.
Investigadores españoles han constatado mediante dos estudios que las poblaciones del yacimiento de Atapuerca exhibían un crecimiento de los molares relativamente temprano. De esta forma, podrían alcanzar la edad adulta a los 14 o 15 años de edad.
Un estudio liderado por investigadores de la Universidad de La Rioja ha descubierto que ciertas especies de terópodos podían correr a una velocidad de 45 kilómetros por hora. El análisis de las huellas fosilizadas de estos dinosaurios carnívoros bípedos también ha permitido confirmar su agilidad.
Un estudio con participación española ha concluido que este animal prehistórico, al vivir en un ecosistema insular, poseía unas características muy distintas a las de sus parientes continentales: crecía a un ritmo muy lento, alcanzaba la madurez sexual alrededor de los 15 años y tenía una esperanza de vida larga, de al menos 68 años.
Estas pisadas fosilizadas halladas en el yacimiento a de Laetoli en Tanzania en la década de 1970 no son de osos, sino de humanos primitivos. Así lo confirma un nuevo estudio que presenta pruebas concluyentes de que múltiples especies de homínidos coexistieron en esa región y que el desconocido dueño de las huellas caminaba erguido.