Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Río 2016 son los primeros de la historia que han contado con un equipo dedicado exclusivamente al cuidado de la fauna que vive cerca de las instalaciones olímpicas, tanto perros y gatos bautizados con nombres de atletas, como animales silvestres. Capibaras, caimanes, boas, monos capuchinos y perezosos han compartido las pistas con los deportistas de élite.
Según un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona y de la Universidad de Guelph (Canadá), cada deportista de las especialidades olímpicas de tiro utiliza un millar de cartuchos por semana y dispersa alrededor de 1,3 toneladas anuales de plomo en el entorno, con efectos nocivos para la fauna y la agricultura. En el artículo, publicado en la revista AMBIO, los autores reclaman la sustitución de la munición de plomo por la de acero, no tóxica y de características técnicas similares.
Hace un año, durante los Juegos de Londres 2012, y en el periodo de preparación previa, científicos de varios centros, entre ellos la Universidad Ramón Llull, hicieron un seguimiento de las lesiones de los deportistas paralímpicos. Con su estudio, de aplicación clínica directa, esperan mejorar la prevención de lesiones en deportes de verano e invierno.
Los jugadores de deportes muy exigentes no mejoran su supervivencia frente a los que practican otros menos intensos, tal y como indica un estudio que aparece esta semana en la revista British Medical Journal. Otro trabajo señala además, en la misma publicación, que los deportistas que han ganado medallas olímpicas viven más tiempo que el resto de la población.
A pesar de su diminuto tamaño, unas 100.000 veces más fino que un cabello humano, los cinco anillos del 'olimpiceno' se reconocen fácilmente. Imagen: IBM R.-Zurich, Univ.Warwick, RSC.
Un equipo científico ha creado la estructura de cinco anillos relacionada con el grafeno y han captado su imagen con una compleja técnica conocida como microscopía de fuerza atómica sin contacto.