Quédense con este nombre: desintegración doble beta sin neutrinos. Físicos de todo el mundo tratan de descubrirla, y si la encuentran, además de llevarse el Premio Nobel, podrían explicar por qué en nuestro universo ha triunfado la materia frente a la antimateria. Ahora científicos del experimento GERDA acaban de actualizarlo para afinar la búsqueda de esta desintegración con una sensibilidad sin precedentes.
Cada siglo ocurren en nuestra galaxia tan solo tres o cuatro supernovas, eventos superenergéticos en los que se disparan neutrinos a la velocidad de la luz. En el detector Super-Kamiokande de Japón se ha instalado un sistema informático para vigilar en tiempo real y avisar a la comunidad científica de la llegada de estas misteriosas partículas, que pueden ofrecer información crucial sobre el colapso de las estrellas y la formación de agujeros negros.
Los físicos llevan años tratando de encontrar neutrinos estériles, unas partículas hipotéticas que solo interaccionarían con otras a través de la gravedad, pero la búsqueda puede ser infructuosa. Los últimos datos recogidos por el experimento IceCube en la Antártida indican que, con una probabilidad del 99%, esas misteriosas partículas no existen.
Investigadores del Instituto de Física Corpuscular, en Valencia, lideran el primer estudio conjunto de los dos únicos experimentos internacionales capaces de estudiar el universo mediante neutrinos. Las colaboraciones científicas de los experimentos ANTARES y IceCube destacan en un artículo que cuando se unen sus datos se dobla su capacidad para determinar la procedencia de estos neutrinos del espacio exterior.
La insignificante masa de los neutrinos, unas partículas subatómicas que podrían ser materia y antimateria a la vez, mantiene en vilo a científicos de todo el mundo. Ahora investigadores de la Universidad de Tokio, con la colaboración de un físico español, han utilizado uno de los ordenadores más potentes del mundo para analizar una desintegración especial del calcio-48, cuya vida de billones de años depende de la desconocida masa de los neutrinos. El avance facilitará la detección de esta rara desintegración en laboratorios subterráneos.
Los experimentos de oscilaciones de neutrinos desarrollados por cinco colaboraciones científicas han recibido el Breakthrough Prize for Fundamental Physics, un premio mejor dotado que el Nobel. El galardón reconoce la importancia de estas oscilaciones para llegar a resolver el enigma de la ausencia de antimateria en el universo. Los institutos españoles IFAE de Barcelona e IFIC de Valencia han participado en estas investigaciones.
La Real Academia Sueca de las Ciencias ha anunciado que el Premio Nobel de Física de este año lo comparten el investigador japonés Takaaki Kajita y el canadiense Arthur B. McDonald "por el descubrimiento de las oscilaciones de los neutrinos”, lo que demuestra que estas esquivas partículas subatómicas tienen masa.
Nuevas señales de neutrinos cósmicos en el detector antártico IceCube. / IceCube Collaboration
La colaboración T2K ha observado la aparición de tres candidatos a antineutrinos de tipo electrón en el detector japonés Super-Kamiokande a partir de un haz de antineutrinos de tipo muón, generados en el acelerador de J-Parc, a casi 300 kilómetros de distancia. Esta aparición y desaparición de tipos de neutrinos y antineutrinos es un fenómeno conocido como 'oscilación de neutrinos'. Su estudio permite abordar la pregunta de por qué vemos más materia que antimateria en el universo. Dos institutos españoles participan en el hallazgo.
Los científicos del experimento T2K han lanzado un haz de antineutrinos entre dos laboratorios japones separados casi 300 km. De esta forma han podido medir por primera vez la desaparición de algunas de estas antipartículas de neutrinos, un avance que puede ayudar a resolver el enigma de la ausencia de antimateria en el universo. Dos institutos españoles, el IFAE de Barcelona y el IFIC de Valencia, participan en el hallazgo.