Los neutrinos enviados desde el CERN, en la frontera franco-suiza, a Gran Sasso, en Italia, se ajustan al límite de velocidad cósmico de la luz. Los responsables de los experimentos del laboratorio subterráneo italiano, incluido OPERA, acaban de presentar en la conferencia Neutrino 2012 de Kyoto las últimas medidas que lo confirman. El CERN ha utilizado tecnología española para mejorar las mediciones.
El experimento de neutrinos T2K presenta en Neutrino 2012, la conferencia que se celebra en Kioto del 3 al 9 de junio, una mejora de la medida de la oscilación de los neutrinos muónicos en electrónicos. Tras el terremoto que sufrió Japón en 2011, se trata de los primeros resultados de T2K, que trata de confirmar si el origen de la asimetría entre la cantidad de materia y antimateria en el universo se podría encontrar en los neutrinos.
La velocidad de los neutrinos que viajan desde el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN, en la frontera franco-suiza) hasta el laboratorio de Gran Sasso, en Italia, no superan la velocidad de la luz. Así lo confirman las nuevas medidas del experimento ICARUS del laboratorio italiano, por lo que cada vez toma más fuerza que los datos facilitados por el experimento OPERA en septiembre pasado presentan algún "artefacto de medición".
Responsables del experimento OPERA, que en 2011 informaron sobre neutrinos viajando a una velocidad superior a la de la luz entre el CERN en Ginebra (Suiza) y el laboratorio Gran Sasso (Italia), reconocen que pudo haber anomalías en las mediciones. Dos incidencias relacionadas con los dispositivos GPS parecen estar detrás del problema, según anuncia hoy el CERN.
El físico español Carlos Pobes se dispone a vivir a partir de hoy el invierno aislado en la base Amundsen-Scott. Pobes se hará cargo hasta el próximo mes de noviembre del funcionamiento de IceCube, un telescopio de neutrinos que está tomando datos con su configuración definitiva desde hace un año. Con la partida hoy del último avión, 50 personas se disponen a vivir los próximos 8 meses aislados en la base científica estadounidense Amundsen-Scott, situada cerca del Polo Sur geográfico y donde se alcanzan hasta -80º C en condiciones de total oscuridad.
Un equipo liderado por investigadores del Instituto de Física Corpuscular (IFIC, CSIC-Universidad de Valencia) y de la Universidad de Barcelona ha obtenido el límite más preciso hasta la fecha de la masa de los neutrinos gracias a la observación de las galaxias. Los resultados revelan que la suma de las masas de los tres tipos de neutrinos que existen no representa más del 6 por mil del total de la masa-energía del cosmos.
La comunidad científica define sus prioridades en investigación a medio y largo plazo. Entre estas están la investigación en física de neutrinos y en materia y energía oscuras. El Observatorio Internacional CTA, en el que España tiene un papel protagonista, y el Laboratorio Subterráneo de Canfranc ocupan un lugar central en las recomendaciones.
Para la colaboración OPERA, las nuevas medidas presentadas el pasado viernes eliminan la principal crítica, centrada en la producción de los haces de partículas enviados desde el CERN. Un investigador del experimento ofrece una conferencia en el Instituto de Física Corpuscular (IFIC) de Valencia donde expone los principales cambios introducidos.
Los científicos de la colaboración OPERA han vuelto a confirmar desde el Laboratorio Nacional del Gran Sasso (Italia), con un haz de neutrinos establecido por el CERN, las mediciones que indican que estas partículas viajan más rápido que la luz. Las nuevas pruebas parecen excluir una parte de potenciales efectos sistemáticos que podrían haber afectado a la medida original.
La investigación científica es un viaje hacia territorios desconocidos del conocimiento, pero a veces este reto intelectual se convierte también en una aventura vital. Esto es lo que supone participar en IceCube, un detector de neutrinos que, además de profundizar en las propiedades de esta misteriosa partícula, requiere pasar meses de aislamiento en plena Antártida, con temperaturas rondando los -70°C y en completa oscuridad. Es lo que está a punto de vivir el investigador Carlos Pobes, el primer español seleccionado para vivir el invierno antártico operando este experimento.