Conseguir discos duros con una capacidad de almacenamiento 100.000 veces superior a la actual, o desarrollar fachadas que generen energía son dos de las direcciones en las que camina la investigación a escala nanométrica que se desarrolla en Asturias. Las palabras “Nanotecnología” y “nanociencia” intentan atravesar los muros de los laboratorios y, cada vez con más frecuencia, llegan a los medios de comunicación. Pero, ¿en qué consiste y qué aplicaciones tiene una disciplina tan poco conocida como fascinante?