¿Estamos en el mundo por mandato de leyes naturales inexorables o acaso nuestra presencia, junto con la de los pájaros, los líquenes y demás seres que vuelan o se arrastran, es fruto de una pura casualidad? Tal es la vieja pregunta que se propuso responder Jacques Monod en un ensayo cuyo título encierra la aparente disyuntiva y también su solución: El azar y la necesidad.