Cuando los pacientes con coronavirus comenzaron a llenar las unidades de cuidados intensivos, sus profesionales enseguida prepararon un plan de acción para atender a los cada vez más casos con insuficiencia respiratoria grave, sin olvidar los principios éticos al intubar. Ahora se sigue aplicando ventilación mecánica, se han extremado las medidas de protección individual y se buscan antivirales efectivos.
Una de las funciones de la medicina intensiva es poder responder cuántos de sus pacientes mejoran o recuperan la calidad de vida previa a su ingreso en una Unidad de Medicina Intensiva (UMI) y cuántos empeoran y en qué grado.