La desaparición de la civilización maya de la cultura clásica inferior hace entre 1.000 y 800 años pudo deberse al clima. Un nuevo estudio ha permitido reconstruir la composición del agua del lago Chichancanab, en México, y revela que en esa época la precipitación anual disminuyó hasta un 70% durante los periodos de mayor sequía.
El ascenso y el declive de la ciudad prehispánica de Cantona, en el centro de México, están ligados al clima, en particular a un periodo árido comprendido entre los años 500 y 1150 d. C. Los resultados del primer registro paleoclimático de la zona, comparados con los datos históricos, apuntan a este vínculo. Los autores de la investigación consideran que hoy también puede existir una compleja relación entre los cambios climáticos y culturales.
Las excavaciones de un sitio arqueológico maya de Guatemala sugieren que esta civilización no se desarrolló de forma independiente, ni por una influencia dominante de los olmecas. Varios grupos contribuyeron en el surgimiento de las nuevas ideas y modelos de sociedad que supondrían la base de la civilización maya.
Templo del reino de Tikal, uno de los más relevantes del periodo clásico maya.
El proyecto MAYA nace con los objetivos de mejorar el conocimiento sobre los sistemas constructivos de madera en relación con la acústica y promover la innovación y el desarrollo de nuevas soluciones tanto para obra nueva como de rehabilitación.
Arqueólogos de la Universidad de Bonn (Alemania) y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH, México) han descubierto dos enormes estanques, de alrededor de 100 m2, en la antigua ciudad maya de Uxul. Estos depósitos de agua denominados “aguadas” eran parecidos a las torres de agua que hoy en día sirven para almacenar el agua potable.