La caída de la civilización maya clásica en la península de Yucatán y en Centroamérica (entre el año 800 y el 1000) coincidió con una reducción de aproximadamente el 40% en las precipitaciones anuales, seguramente relacionada con la menor frecuencia e intensidad de las tormentas estivales. Así lo refleja un estudio que investigadores de la Universidad de Southampton (Reino Unido) publican esta semana en Science. Para realizar el trabajo los científicos han analizado los registros de tres lagos y una estalagmita de la región.