Investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, liderados por un biofísico español, han fabricado un dispositivo para medir el peso de células vivas individuales y monitorizar en tiempo real cómo va variando. Además de sus posibles aplicaciones en biomedicina, el avance ha permitido descubrir que las células están constantemente modificando su masa.
En 2100 los océanos retendrán unas 310 gigatoneladas de dióxido de carbono generadas por la actividad humana, una cantidad suficiente como para disparar el inicio de la sexta extinción en masa que se producirá en los próximos miles de años. Esta es la conclusión a la que ha llegado un investigador estadounidense que ha asociado las perturbaciones que se han producido en el ciclo de carbono durante los últimos 542 millones de años con las cinco extinciones en masa anteriores.
Los avances en la tecnología de la información y las telecomunicaciones han facilitado el diagnóstico y el tratamiento de las apneas del sueño a través de la telemedicina, que supone un ahorro de costes ya que se optimizan los recursos humanos y tecnológicos de la unidad del sueño, al mismo tiempo que se evita el desplazamiento del paciente.
Científicos norteamericanos han hallado los dos agujeros negros supermasivos más grandes que se conocen hasta ahora. Su tamaño, mucho mayor de lo que se preveía, podría ser equivalente al del Sistema Solar.
Un nuevo instrumento será capaz de medir masas de núcleos atómicos con una precisión 1 billón de veces más pequeña que la medida de la masa del átomo. El dispositivo, denominado sensor cuántico, se construirá gracias a una subvención de 1,5 millones de euros, otorgados por el Consejo Europeo de Investigación.
Imagen de la Supernova 1987A. Foto: Pasquale Panuzzo
Una investigación europea revela que la enzima ATGL provoca caquexia, un desajuste metabólico que provoca pérdida de peso como consecuencia de la disminución de la grasa y la masa muscular. Este síndrome afecta fundamentalmente a pacientes con cáncer en fase terminal y a enfermos de sida.
Este tipo de caos masivo se ha observado en los últimos desastres multitudinarios, como el de la peregrinación a la Meca en 2006, o la avalancha del Love Parade en Duisburg (Alemania) en 2010.
Un equipo internacional con participación española ha descubierto la posible masa mínima para que surja una galaxia en la que se formen estrellas. La estadística apunta a que los halos de materia oscura que envuelven estas galaxias deben tener al menos una masa de 300 mil millones de masas solares.
Recreación de un agujero negro. Imagen: NASA/Dana Berry, SkyWorks Digital.