Las estrellas semejantes al Sol terminan sus vidas convertidas en enanas blancas. Pero antes de trasformarse en esos densos cadáveres estelares, expulsan las capas gaseosas externas y durante unos miles de años adornan el cielo con los objetos más bellos del universo: las nebulosas planetarias. A esta categoría pertenece M 97, más conocida como nebulosa Lechuza.