Aves, abejas, lobos y ranas, entre muchos otros, usan los números para cazar, encontrar una pareja o regresar a sus casas. Un investigador alemán ha revisado la literatura científica actual para entender cómo la capacidad numérica de la fauna influye en su toma de decisiones y en su capacidad de supervivencia.
Una nueva investigación muestra que los lobos, al igual que los perros, son capaces de comprender las señales comunicativas humanas. Esto implicaría que este comportamiento ya era propio de estos animales antes del periodo de domesticación, contrariamente a lo que se pensaba.
Cuando estás comiendo, tu mascota levanta las cejas y adopta un aire de tristeza, así sabes que te está pidiendo que compartas. Esa expresividad no la tenían los primeros perros domesticados. El movimiento de sus cejas evolucionó con el tiempo y ha permitido que ambas especies nos entendamos mejor.
La persecución para alejar a los lobos de los asentamientos humanos ha culminado en la casi desaparición del animal en numerosos países europeos, como España y Suecia. Tras la recuperación de la especie, un equipo de científicos ha determinado cuáles serían las áreas geográficas del país escandinavo más adecuadas para la redistribución de su hábitat y así impulsar su expansión y conseguir la aceptación social de estos carnívoros.
Un estudio internacional, liderado por las universidades de Oviedo y Barcelona, revela la mayor vulnerabilidad de la especie en espacios muy humanizados y recomienda regular la actividad de las personas alrededor de los lugares de cría.
¿Por qué los humanos sentimos amor, amistad e incluso apego social por los perros? Posiblemente la evolución de este animal junto a su mejor amigo haya facilitado esta interacción única, pero a nivel biológico es el papel que desempeña la hormona oxitocina –relacionada con la conducta maternal y paternal– lo que genera esta estrecha relación entre especies. Así lo demuestran varios experimentos en los que el simple contacto visual entre el can y su dueño fortalece sus vínculos afectivos.
La relación entre el hombre y el lobo en España ha sido siempre complicada. Una de las problemáticas más extendida es el seguimiento de las manadas. Recientemente, los grupos ecologistas planteaban la necesidad de que se base en criterios más técnicos y objetivos, ante la matanza de cuatro cachorros en Asturias. Científicos españoles han diseñado un nuevo método para hacer un seguimiento más preciso de la población lobuna.
Dos lobos ibéricos en el norte de España. / Francisco Javier Lema