Foto oficial del consejo ministerial Space19+ de la ESA en Sevilla, en la que Pedro Duque, ministro de Ciencia, Innovación y Universidades en funciones, ha actuado de anfitrión. / ESA
Tras múltiples dificultades, la misión de la agencia espacial india Chandrayaan-2 ha sido lanzada con éxito esta mañana. Su objetivo es llegar al polo sur de la Luna para buscar agua y minerales en la superficie y medir terremotos.
Desde aquel 21 de julio de 1969 la Luna no ha dejado de fascinar y deslumbrar, pero no a todos por igual. Algunas especies de murciélagos frugívoros, protagonistas de #Cienciaalobestia, sufren fobia lunar, lo que les impide desarrollar una actividad nocturna normal cuando la luz del satélite es más intensa.
Este 21 de julio los lectores de cierta edad recordarán dónde estaban y qué hacían cuando, medio siglo atrás, Neil Armstrong estampó su pisada en la polvorienta superficie selenita; y una pequeña pero ruidosa minoría insistirá en que nos tomaron el pelo. Que este negacionismo mantenga su tirón pese a las refutaciones hace pensar en la raíz del problema: la desconfianza en los expertos y las instituciones.
En los años 60 entró a trabajar como ‘Luisito’ en las instalaciones de la NASA en España para seguir los vuelos tripulados del programa Apolo, y en los 90 se jubiló siendo Don Luis Ruiz de Gopegui, máximo responsable de las actividades de la agencia espacial en nuestro país. En el 50 aniversario de la llegada del primer ser humano a la Luna, Gopegui rememora cómo vivió aquella jornada histórica en la estación de Fresnedillas.
A su regreso, los astronautas del Apolo 11 trajeron consigo muestras lunares que ayudaron a entender mejor cómo se formó nuestro planeta. La revista Science reivindica la importancia de esas rocas en un especial sobre el cincuenta aniversario del alunizaje en el que también se destaca el papel de China en el futuro de la exploración espacial.
Foto del eclipse parcial lunar tomada desde Sant Elm, en Mallorca. / CATI CLADERA / EFE
La exploración espacial se ha animado en los últimos años. Crear una ‘estación de servicio’ lunar, explotar recursos extraterrestres o volver a pisar la Luna –y que lo haga una mujer– están entre los planes de algunos países. La política ya no entiende las misiones como un simple escaparate. Llegar ya no es el fin, sino el principio.
Es uno de los españoles que participaron en el programa Apolo desde la estación madrileña de Fresnedillas de la Oliva. Este ingeniero de operaciones no solo vivió de cerca la llegada de los primeros humanos a la Luna, sino que lo supo contar: documentó con todo detalle las luces de la aventura espacial y las sombras de algunos de sus compañeros.