Un equipo de biólogos de la Universidad Complutense de Madrid ponen a la libélula Trithemis kirbyi como ejemplo de que el aumento de las temperaturas han convertido regiones antes inhóspitas en zonas idóneas para especies exóticas, que pueden colonizarlas con éxito de forma natural.
Más del 75 % de las especies de estos insectos pueden estar amenazadas en los próximos 40 a 60 años, según las proyecciones de poblaciones llevadas a cabo por varias instituciones belgas. Entre las causas de su desaparición, están la degradación de hábitats, los fenómenos climáticos extremos y el uso de herbicidas.
Un estudio liderado por el Instituto de Biología Evolutiva y el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona recupera por primera vez el genoma de Xerces Blue, la primera mariposa en extinguirse en tiempos históricos. Los patrones genéticos encontrados podrían servir para identificar otros insectos en peligro de extinción.
Un estudio internacional, en el que participa la Estación Biológica de Doñana, ha descrito una especie de mosca extinta que forma parte de una familia completamente nueva, Christelenkidae.
Un grupo de científicos australianos ha descubierto que una especie concreta de hormigas que habita en la Isla Canguro, Polyrhachis femorata, finge su muerte como estrategia defensiva. Se trata de la primera vez que se tiene constancia de una colonia entera de estos invertebrados adoptando ese comportamiento, según los investigadores.
Nos hemos acostumbrado a ver pocos insectos en la ciudad e incluso en el campo. El fenómeno es el síntoma de un proceso muchísimo más vasto, según alerta el autor de Planeta Silencioso, Dave Goulson. El repliegue y la desaparición de especies es una realidad en todo el planeta. Si se combina con el cambio climático, las consecuencias para la alimentación humana y el equilibrio del ecosistema son bastante preocupantes. El texto también recoge una guía práctica para remitir la situación.
Estos artrópodos comestibles suponen una alternativa para combatir la inseguridad alimentaria y reducir el impacto ambiental de la industria ganadera. Numerosos estudios señalan los beneficios de esta dieta, parte de la cultura de algunas regiones del mundo. En México, constituyen parte fundamental de su gastronomía centenaria.
Algunos agricultores introducen en sus invernaderos a estos pequeños animales invertebrados que devoran las plagas, porque son la única alternativa para acabar con ellas. Para que sea eficaz, es importante que permanezcan en el cultivo incluso cuando no haya plagas dañinas. Esto requiere una monitorización constante.
En Teruel, hace cien millones de años, las plantas con flores ya eran una fuente importante de alimento y alojamiento para los insectos de la región, según hojas fósiles procedentes de un yacimiento en Estercuel. Aquella fue una época clave en la diversificación de las angiospermas y supuso una revolución para los ecosistemas terrestres.