La misión Integral de la ESA ha detectado una explosión de rayos gamma procedente de la galaxia M82 y, con la ayuda de otros telescopios espaciales y terrestres, se ha confirmado su origen: el estallido de una joven estrella de neutrones con un campo magnético excepcionalmente intenso.
El estallido de rayos gamma GRB 221009A, procedente de una supernova a casi 2.000 millones de años luz, dejó su huella en la ionosfera superior de nuestro planeta, según un nuevo estudio europeo. Conocer mejor los efectos de este tipo de fenómenos puede proporcionar información sobre las extinciones masivas en la historia de la Tierra.
Los astrofísicos pensaban que las explosiones de rayos gamma (GRB) cortas, de menos de dos segundos, se producían por la fusión de estrellas de neutrones, y las largas, por la muerte de estrellas muy masivas. Sin embargo, se ha observado una GRB durante casi un minuto tras fusionarse dos estrellas de neutrones, lo que exige una revisión del marco teórico que explica estos potentes estallidos en el universo.
El observatorio internacional BOOTES de telescopios robóticos, liderado desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía, acaba de completar en México su cobertura del cielo en el hemisferio Norte con la incorporación de su quinto miembro: el Telescopio Javier Gorosabel. Sus observaciones ayudarán a estudiar los estallidos de rayos gamma y seguir las fuentes de alta energía de forma simultánea con satélites espaciales.