Lo llaman avatar, pero también podría ser un golem, como se designaba ya hace más de dos mil años a aquellos seres fabricados de materia inanimada que ayudarían al ser humano en algunas funciones. En este caso, el ser no es imaginario, y la materia que lo forma es una condensación de tareas de I+D+i. La criatura virtual se integra en un nuevo sistema, capaz de ofrecer información y guiar en distintas gestiones también a quienes no pueden oír.