Los montes de la Cordillera Cantábrica que comparten las comunidades autónomas de Asturias, Cantabria y Castilla y León albergan entre 3.000 y 3.500 especies o subespecies de plantas vasculares, esto es, aquéllas que tienen tallo (desde una margarita a un roble). Así lo estima una tesis doctoral titulada "Biología de la conservación de plantas vasculares en la Cordillera Cantábrica", de Borja Jiménez-Alfaro. De ellas, 135 plantas son endémicas, lo que sitúa la biodiversidad de la zona en parámetros similares a los Alpes o los Pirineos. Sin embargo, esta variabilidad vegetal es vulnerable. El experto considera que 20 están en amenaza de extinción. En la actualidad se preservan la mitad en el Banco de Germoplasma del Principado de Asturias.
El hongo blanco, posible culpable de la extinción de murciélagos
El 35% de las aves de todo el mundo, el 52% de los anfibios y el 71% de los corales de aguas templadas corren el riesgo de ser sensibles al cambio climático, según los primeros resultados de un estudio elaborado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y presentado hoy en el Congreso Mundial de la Naturaleza de Barcelona.
La Margaritifera auricularia, un gran bivalvo de agua dulce, peligra debido a las obras de modernización del Canal Imperial de Aragón. Los investigadores descubrieron que las acequias alimentadas por el Ebro constituyen el principal reducto para las náyades.
Los cambios climáticos y la caza provocaron la extinción del mamut hace unos 3.500 años
El Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, en colaboración con la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, ha presentado hoy una técnica con la que lograr, por primera vez en el mundo, que un quebrantahuesos nacido en cautividad sea liberado mediante un programa de cría en aislamiento humano.
El trabajo señala el canto de las aves como indicador de la vulnerabilidad de las poblaciones de aves amenazadas. Los investigadores han estudiado durante cuatro años las poblaciones de alondra ricotí en las estepas del Valle del Ebro.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Bristol, la completa recuperación de los sistemas ecológicos tras la extinción más devastadora de todos los tiempos no se produjo hasta al menos 30 millones de años más tarde.