El cormorán de las Galápagos no vuela, pero es un excelente nadador. Darwin ya especuló que la pérdida de esta capacidad podría deberse a presiones evolutivas. Ahora, científicos de la Universidad de California han descifrado el ADN de esta especie y han descubierto que los mismos genes que acortaron sus alas son también responsables de trastornos óseos en humanos. Los autores creen que los hallazgos pueden servir para desarrollar nuevos tratamientos frente a este tipo de patologías.
Al final del Pleistoceno se produjo un cambio en la cuenca mediterránea que llevó a sus habitantes a alimentarse con animales más pequeños, como los conejos. Estas variaciones en la dieta pudieron deberse a cambios ecológicos que afectaron a las comunidades de grandes mamíferos, reduciendo su población o incluso haciéndolas desaparecer. Esta es una de las conclusiones de un estudio en el que ha participado el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos.
Paleontólogos de la Universidad de Valencia han propuesto una nueva hipótesis que explica las causas de la evolución del gigantismo en depredadores: los saltos metabólicos como consecuencia de factores internos y ambientales. El estudio se refiere a animales actuales, entre ellos el gran tiburón blanco o los cocodrilos, y a extintos como dinosaurios, reptiles marinos y voladores, entre otros.
Una investigación con participación española ha descubierto un mecanismo hasta ahora desconocido que permite a la corteza cerebral plegarse formando surcos, lo que aumenta su superficie y le da el aspecto ‘arrugado’ característico de nuestra especie y otros mamíferos, como los primates. El trabajo se publica esta semana en la revista Cell.
Un estudio recientemente, publicado en la revista PLOS Biology, ofrece información que cambia sustancialmente la idea que se tenía sobre el proceso de formación del cerebro de los vertebrados y arroja luz sobre cómo podría haber evolucionado. Para llevar a cabo la investigación se ha utilizado como modelo el cerebro de un organismo no vertebrado, el anfioxo.
En la actualidad existen cerca de 400 razas de perro y todas tienen historias y perfiles genéticos únicos. Para reconstruir su historia evolutiva, un equipo estadounidense de científicos ha creado el árbol genealógico más completo hasta la fecha a través de los genomas de 161 razas de perros. El estudio revela además las primeras evidencias genéticas en razas modernas de la existencia del ‘perro del Nuevo Mundo’, una subespecie canina que llegó a América con los seres humanos hace unos 10.000 años.
El estudio más completo sobre los huesos de Homo floresiensis, una especie de ‘humano enano’ descubierta en la isla indonesia de Flores en 2003, ha encontrado que muy probablemente evolucionó de un antepasado en África y no de Homo erectus, como se ha creído hasta ahora. Los resultados se publican en el Journal of Human Evolution.
Al menos cuatro grupos diferentes de saurópodos convivieron en el Jurásico superior de Portugal, hace unos 150 millones de años. Un estudio detallado de muestras de dientes procedentes de estos dinosaurios, en el que participa la Universidad Nacional de Educación a Distancia, revela que la disparidad ecológica de estos dinosaurios podría ser mayor que la conocida en registros de América del Norte o África.