La investigación en el ámbito de las energías se ha convertido en uno de los retos del nuevo siglo, dados los problemas medioambientales y la demanda y consumo creciente en un mundo en el que la electricidad es algo casi ubicuo. En este contexto, la energía solar se presenta como uno de los actores dispuestos a pasar de un papel secundario a otro protagonista. Una de las claves para conseguirlo se encuentra en diferentes desarrollos científicos que están en marcha, algunos de ellos en el seno de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), que pueden mejorar la eficiencia de estos sistemas.
El Grupo Hidrógeno, constituido en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales y de Telecomunicación de la Universidad Pública de Navarra, ha logrado adaptar, por primera vez en España, un motor de turismo para que funcione con hidrógeno, lo que representa un hito destacable en el desarrollo de tecnología relativa a este gas, de cara a futuras aplicaciones energéticas. Esta investigación está enmarcada en un proyecto, financiado por Acciona Energía, para desarrollar conocimiento y tecnología nacional en aplicaciones de H2.
Analizan la evolución del sector eléctrico español
Plasma es la denominación que recibe un gas altamente ionizado en el que, la acción de altas temperaturas ha provocado la ruptura de los átomos, lo que hace que electrones (carga negativa) e iones (positiva) estén separados. Conocer en qué condiciones se encuentra el plasma (temperatura, grado de ionización, etc...) a partir de la luz que emite centra el trabajo de investigación del Grupo de Espectroscopía de Plasma de la Universidad de Valladolid.
Diez destacados institutos europeos de investigación en materia de energía se han unido para crear la European Energy Research Alliance (EERA, Alianza europea para la investigación en materia energética), cuyo objetivo es agilizar el desarrollo de las nuevas tecnologías energéticas necesarias para que Europa afronte el triple reto que suponen el cambio climático, la seguridad energética y la competitividad.
El derroche de energía que las grandes urbes producen para alumbrar sus calles, más que iluminar encandila a la ciudadanía impidiéndoles disfrutar del cielo nocturno y de sus estrellas. Varias iniciativas y proyectos han buscado luchar contra la contaminación lumínica a raíz de que el 31 de octubre de 1988 naciera la Ley del Cielo de Canarias. 20 años después, la situación parece haber cambiado, aunque no lo suficiente.
El área de Energía y Medio Ambiente de la Fundación para la Investigación y Desarrollo en Transporte y Energía, Cidaut, con sede en el parque tecnológico de Boecillo, participa en un proyecto a nivel nacional cuyo objetivo es la obtención de energía a partir del cultivo de microalgas. La iniciativa, denominada Biomaqua, está financiada por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, y persigue el desarrollo de tecnologías que permitan el aprovechamiento energético integral de varias especies de este tipo de plantas que, al tener mucha superficie expuesta a la luz, presentan una rápida capacidad de crecimiento.
Los investigadores de la Unidad de Bionanomateriales Funcionales de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) han construido dos biorreactores que recrean las condiciones ideales para que dos tipos de bacterias (la bacteria cimógena y la bacteria púrpura) produzcan hidrógeno a partir de desperdicios orgánicos. La información aparece publicada en el número de agosto de la revista Microbiology Today.