Uno de los hitos más importantes en la aplicación médica que procede del reino fungi se dio con el descubrimiento del hongo del género Penicillium, por parte de Alexander Fleming en 1928, cuyo descubrimiento marcó el inicio de la era de los antibióticos. Noventa y cinco años después, se siguen hallando nuevas especies con beneficios para la salud.
En ese año se produjeron en el mundo 7,7 millones de fallecimientos asociados a 33 infecciones producidas por bacterias comunes. Solo cinco de ellas fueron responsables de más de la mitad de las muertes por estos patógenos, según un estudio publicado en The Lancet.
La revista Science publica esta semana un estudio que muestra el desarrollo pionero de una cepa sintética de E. coli para que sea ‘prácticamente invencible’ a la infección viral. Con ello, los autores han demostrado que la producción eficiente de proteínas que no existen en la naturaleza es posible.
¿Puede una bacteria como E. coli producir filtros proteicos de luz más baratos, saludables y sostenibles para los LED? Con este objetivo acaba de arrancar el proyecto europeo ENABLED, coordinado por IMDEA Materiales desde España e inspirado en la bioluminiscencia de los animales marinos.
Investigadores de la Novo Nordisk Foundation Center for Biosustainability, en Dinamarca, han desarrollado un método para producir las enzimas P450 –usadas por las plantas para defenderse de depredadores y microbios– en factorías de células bacterianas. Este proceso podrá facilitar la obtención en grandes cantidades de estas enzimas, implicadas en la biosíntesis de principios activos de fármacos anticancerígenos.
Un análisis de las aguas de las playas españolas concluye que las situadas en el océano Atlántico y el mar Cantábrico son las que mayor concentración de bacterias de E. coli y enterococos presentan. Por el contrario, las del sur del Mediterráneo tienen niveles por debajo de la media nacional. La provincia de Murcia es la zona costera con menor concentración de estos microorganismos.
Científicos del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, la universidad de esta ciudad y otras instituciones internacionales han utilizado el gusano Caenorhabditis elegans para investigar el efecto que la microbiota intestinal ejerce en el proceso de envejecimiento. El trabajo sugiere, a diferencia de lo que se cree, que el uso excesivo de antioxidantes podría causar el acortamiento de la vida.
Bacterias como E. coli forman, para proliferar, un anillo que va estrangulando su membrana hasta que la célula original se convierte en dos. La proteína FtsZ es la base de esta estructura, pero el proceso no sería posible sin el apoyo de muchas otras. En un artículo publicado recientemente, investigadores del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC resumen cómo toda esta compañía de proteínas se coordina para que nada falle.
Investigadores de la Universidad de Jaén han logrado aumentar en un 30% la producción del etanol obtenido a partir de restos de poda de olivo. La mejora del proceso de producción se ha conseguido gracias a la participación del microorganismo E. coli, capaz de convertir en biocombustible los distintos tipos de azúcares contenidos en los residuos agrícolas.
Un proyecto de la biotecnológica castellonense Biótica ha sido certificado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI) para la detección automatizada de la bacteria Escherichia coli. La técnica no requiere del crecimiento de la bacteria y supone un ahorro en material fungible, instrumental y tiempo de dedicación del analista.