Las llamas en la Amazonia han puesto el foco de la comunidad internacional en una de las consecuencias más devastadoras del cambio climático: los incendios. El biólogo Lluís Brotons advierte de que no es un caso aislado y achaca gran parte de la responsabilidad a la deforestación. Más allá de la cuenca amazónica, el científico alerta de la aparición de focos en zonas sin apenas registro de incendios como Groenlandia.
Una investigación internacional realizada en 652 ciudades, 45 españolas, refleja la relación entre la contaminación del aire urbano y el riesgo de mortalidad. Un aumento diario de 10 microgramos por metro cúbico en partículas en suspensión en el aire, emitidas sobre todo por los tubos de escape de los vehículos, se asocia con un aumento en la mortalidad de un 0,44 % y 0,68 %
Las praderas, además de alimentar al ganado, absorben hasta el 30 % del carbono que se emite a escala mundial. Sin embargo, estos ecosistemas están en peligro por los efectos de la crisis climática, según un estudio internacional que ha observado cómo la actividad humana está cambiando las especies vegetales que las conforman.
Aunque la quema de combustibles fósiles es lo que recibe mayor atención, el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de la ONU advierte que para frenar el calentamiento global es esencial la reducción del consumo de carne, además de medidas en contra de la deforestación y en favor del uso sostenible de la tierra.
El calentamiendo de los océanos y la sobrepesca están provocando cambios en el ecosistema marino que aumentan los niveles de mercurio en los peces, según un estudio liderado por la Universidad de Harvard. Las altas concentraciones de este metal tóxico producen, entre otras cosas, neurotoxicidad y trastornos en el desarrollo de los fetos.
En Groenlandia, Alaska, la Antártida y otras zonas del mundo, los glaciares marinos –aquellos que terminan en el mar– están en constante movimiento. Un nuevo método ha logrado medir por primera vez de forma directa la fusión submarina de estas masas y revela que se produce más rápido de lo que se pensaba.
El clima de los últimos dos mil años no ha registrado un cambio global de las temperaturas como el que se está experimentando en la actualidad. Así lo demuestran varios estudios internacionales, con participación española, que han reconstruido y comparado los datos de temperatura de diferentes periodos y concluyen que en la era común ninguna otra alteración del clima como la actual fue global y simultánea en el mundo.
Un equipo internacional de científicos, con participación del CSIC, ha analizado los cambios morfológicos y las alteraciones en los ciclos biólogicos de los animales en respuesta al aumento de las temperaturas. El trabajo, centrado particularmente en las aves, pone de manifiesto que algunas especies están adelantando su ciclo reproductivo, lo que no supone una ventaja adaptativa.