La conquista española del Perú, que comenzó en 1532, cambió el ecosistema litoral del noroeste de este país. Antes de esa fecha, las dunas estaban llenas de conchas desechadas por los habitantes locales, que ayudaron a estabilizar los montículos. Tras la llegada de los colonizadores, los nativos se desplazaron al interior y la forma de la costa cambió.