El Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), en los actos de celebración de su 20º aniversario, reunió los días 2 y 3 de octubre a un grupo de expertos internacionales con el objetivo de reflexionar sobre el futuro ambiental del planeta. El trabajo de ambos días se resume en la Declaración de Barcelona 2008: retos y vías hacia la sostenibilidad de la Tierra. Dirigido a gobiernos y gestores de todo el mundo, el documento reclama la adopción inmediata de medidas para mitigar el cambio global y apuesta por una revolución cientifico-tecnológica para avanzar hacia un desarrollo coherente con la sostenibilidad.
Un cambio global en el clima podría explicar la explosión de biodiversidad marina que tuvo lugar hace 460 millones de años. Investigadores de la Universidades de Lyon (Francia) y de Canberra (Australia) han hallado pruebas de un enfriamiento progresivo de los océanos de aproximadamente 15°C durante un período de 40 millones de años durante el Ordovícico. Hasta ahora, este período geológico se había asociado a un “super efecto invernadero” en nuestro planeta.
El investigador de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) Jaime Potti ha descubierto que el tamaño de los huevos del papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), un ave forestal migratoria, ha disminuido paulatinamente en los últimos 16 años debido al aumento de temperaturas. Este hecho es extraordinario, dado que en las aves insectívoras existe una relación positiva entre las temperaturas que experimentan las hembras durante la formación de los huevos y el tamaño de éstos. El trabajo se basa en mediciones de más de 6.000 huevos de cerca de 1.300 puestas.
El investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carlos Duarte ha participado en un estudio internacional liderado por la Universidad de Iowa (EE UU) que ha descubierto que los estanques o balsas agrícolas en todo el planeta retienen tanto CO2 como los océanos, y, junto a los lagos, de 20 a 50 veces más cantidad de dióxido de carbono por metro cuadrado que la que captan los bosques.
Un equipo del Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC) ha cuantificado la magnitud del cambio de temperaturas y precipitaciones previsto para el periodo comprendido entre los años 2070 y 2100 en el Pirineo. Para ello, analizaron la capacidad de seis modelos regionales de predicción para reproducir las condiciones climáticas observadas en la zona de 1960 a 1990. Los científicos prevén un aumento térmico de 2,8º C en la cordillera pirenaica, con un escenario de emisión de gases medio-bajo, y 4º C, con uno de emisión de gases medio-alto.
Frente a las teorías escépticas que niegan tanto el calentamiento global como que la acción humana sea una de sus principales causas, el año 2007 ha servido para demostrar cómo la madre naturaleza le está devolviendo la moneda al hombre por su imprudente estilo de vida.