Un estudio, con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, reconstruye las condiciones en que se habitaron las Azores por primera vez y el impacto de la presencia humana en los ecosistemas. Los autores del trabajo sugieren que los primeros colonizadores procedían del norte de Europa.
En el interior del cráter de un volcán de la isla Graciosa en el archipiélago de las Azores, en el océano Atlántico, un equipo internacional de investigadores ha descubierto los huesos de una nueva especie extinta de pájaro cantor, un camachuelo al que han denominado Pyrrhula crassa. Los restos se han localizado en una pequeña cavidad por la que fluyó la lava. Esta ave desapareció hace siglos, debido a la colonización humana de las islas y a la introducción de especies invasoras.
Cuando Charles Darwin visitó las islas Azores en el siglo XIX, observó aves que le eran familiares; pero si hubiera viajado 500 años antes se habría encontrado con una ornitofauna tan peculiar como la de las Galápagos. El reciente hallazgo en este archipiélago y en el de Madeira de cinco especies extintas de rascones, que pierden la capacidad de volar al evolucionar en las islas, confirma su fragilidad ante cambios como los que debieron producirse tras las primeras visitas humanas, hace más de 500 años.
En la isla de São Miguel, en las Azores, existía una pequeña ave rapaz nocturna, emparentada con el autillo europeo, denominada Otus frutuosoi, que muy probablemente se extinguió en el S. XV con la llegada de los primeros colonos. Un estudio internacional, que cuenta con participación española, ha identificado por primera vez fósiles de esta especie endémica de la isla.