En algunas regiones de Chile y otras partes del mundo el agua está contaminada de forma natural por arsénico. Para reducir las concentraciones de este elemento cancerígeno a niveles aptos para el consumo, esta ingeniera ha desarrollado un nuevo nanomaterial que se activa con luz solar.
Un estudio europeo analiza la exposición de 1.300 madres y sus hijos e hijas a 41 químicos diferentes. Los resultados muestran que las mujeres embarazadas con una posición socioeconómica más alta tenían un riesgo más elevado de exposición a diversas sustancias perfluoroalquiladas, mercurio, arsénico, varios fenoles y pesticidas, en comparación con las de niveles más bajos.
La bahía de Portmán, en Murcia, es uno de los casos más graves de impacto ambiental por vertido de residuos mineros en Europa. Durante 40 años se vertieron directamente al mar más de 60 millones de toneladas de residuos. Desde 2014 la Universidad de Barcelona está investigando estos sedimentos y, ahora, ha llevado muestras para estudiar en el sincrotrón ALBA. Su luz les permite obtener información inédita de la contaminación por metales pesados como el arsénico.
La exposición a contaminantes químicos durante el embarazo puede afectar al desarrollo del bebé, incluso si los niveles de exposición son bajos. Así concluye una investigación que revela asociaciones nuevas y reproducibles entre contaminantes ambientales y procesos metabólicos en esta importante población.
Un equipo de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales ha analizado en minas abandonadas cómo el arsénico, el plomo, el zinc o el cobre, que tienden a quedar retenidos y estables al asociarse con el óxido de hierro, acaban siendo transportados, por lo que pueden contaminar zonas alejadas de los focos de emisión de contaminantes. La unión de estos componentes al óxido de hierro y de este a la arcilla hace que estos elementos químicos se movilicen fácilmente. De este modo, es difícil saber dónde pueden terminar estas sustancias químicas peligrosas.
Epidemiólogos y geólogos españoles han encontrado asociaciones entre el número de muertes por tumores de esófago y zonas donde abunda el plomo, cánceres de pulmón y terrenos con más cobre, tumor cerebral con arsénico, y de vejiga con cadmio. Estos vínculos estadísticos no indican una relación causa-efecto, pero según los investigadores, se debería analizar la influencia de la composición de los suelos en la distribución geográfica de los tumores.
Las minas contaminan los ecosistemas circundantes incluso mucho tiempo después de que hayan cesado su actividad y no siempre se conocen bien las consecuencias. Una investigación del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca demuestra que los suelos y las plantas próximos a la antigua explotación de wolframio de Barruecopardo contienen una gran cantidad de arsénico que podrían ingerir los animales que pastan en la zona. Por eso, piden que se restrinjan los espacios donde pasta el ganado.
Los residuos derivados del tratamiento de agua destinada al consumo humano y el compost generado con los desechos sólidos urbanos se pueden incorporar a suelos mineros para inmovilizar arsénico, plomo y otros elementos nocivos para la salud y el medio ambiente. Así lo demuestra un estudio de investigadores españoles e italianos.
La Sierra Minera de Cartagena-La Unión (Murcia), inoperativa desde 1990, presenta niveles elevados de toxicidad fruto de los elementos potencialmente tóxicos contenidos en sus residuos. Un estudio en el que participa la Universidad Complutense de Madrid revela concentraciones de arsénico, cadmio y plomo en muestras de suelos y agua que son perjudiciales para la salud humana.
La artemia, un pequeño crustáceo también conocido como ‘mono de mar’, es famosa por ser capaz de vivir en ambientes extremos. Por este motivo ha sido utilizado como organismo modelo para probar la toxicidad de productos químicos en el agua. Investigadores de la Estación Biológica de Doñana en Sevilla han descubierto que al infectarse con larvas de tenia son más resistentes a la toxicidad del arsénico.