Según este estudio, el perfil del alumno con un buen rendimiento académico es una estudiante de sexo femenino, de un centro concertado o privado, miembro de una familia con dos o más hijos, de nivel económico y cultural alto, no repetidor, que no suele faltar ni llegar tarde al centro, que estudia más de dos horas diarias, que lee a diario aunque sea poco tiempo y que no fuma ni consume alcohol o drogas ilegales, además de practicar más de dos horas de actividad física.
Se trata de un proyecto de investigación subvencionado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. La iniciativa pretende que chicas de entre 15 y 18 años, tanto autóctonas como latinoamericanas, discutan asuntos relacionados con la salud, las relaciones sexuales y la comunicación
Los adolescentes que estudian en colegios privados se enfrentan a los problemas utilizando estrategias más útiles que los de colegios públicos y utilizan también más estrategias de tipo emocional. Así se desprende de un estudio llevado a cabo en la Universidad de Granada y publicado en la revista Psicothema. Sus autores trabajaron con una muestra formada por 4.456 estudiantes españoles de Secundaria, de entre 13 y 18 años.
La exposición durante la adolescencia al éxtasis o a la cocaína aumenta los llamados ‘efectos reforzantes’, que generan vulnerabilidad a desarrollar adicción. Ésta es la principal conclusión de un equipo de investigadores de la Universidad de Valencia (UV), que ha demostrado por primera vez cómo estos cambios perduran hasta la edad adulta.
Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han determinado que no sólo el sobrepeso sino también estar demasiado delgado pueden influir de forma negativa sobre el estado de salud del adolescente. Para llevar a cabo este trabajo, analizaron a 3.000 adolescentes españoles, 3.500 adolescentes europeos y una muestra adicional de 126 adolescentes granadinos
Una nueva investigación profundiza en la relación entre la reputación social de los y las adolescentes, la violencia relacional, y variables de ajuste psicosocial como la soledad, la autoestima y la satisfacción con la vida. Los resultados revelan que los jóvenes que desean sentirse más valorados y respetados en su grupo son los más proclives a usar la violencia.